La diferencia entre una iluminación de 10.000 dólares, y otra de 400 Deja un comentario

La frase se repite una y otra vez en docenas de publicaciones: «Sin luz no hay foto». Contar con una buena iluminación en fotografía es crítico, pero todos estamos de acuerdo en que algunos precios pueden ser muy intimidantes. Aún así, en el portal Fstoppers decidieron colocar presión sobre el aspecto del presupuesto preparando una demo muy especial: Un equipo de iluminación que excede los 10.000 dólares, enfrentado a una solución similar que apenas supera los 400 dólares, fotografiando a la misma modelo.

Al igual que sucede en muchos otros mercados, los fabricantes de equipo fotográfico no dudan en ensalzar un poco las propiedades de sus productos, ya sea para colocarlos un escalón por arriba de sus competidores directos, o para justificar un precio escalofriante. Algunos fotógrafos juran sobre una marca específica y se niegan a usar algo diferente, mientras que otros trabajan con lo que pueden. Ahora, en lo personal me niego a creer que un fotógrafo «rico» inevitablemente obtendrá mejores imágenes que un fotógrafo «pobre» con fondos limitados, pero en el portal Fstoppers decidieron poner eso a prueba de una forma muy llamativa.

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Por un lado, la primera sesión utilizó cuatro flashes Profoto B1 que establecen una base promedio de 8.000 dólares, a la que se suman difusores, adaptadores, y un mando a distancia. Por el otro, se instalaron tres flashes Yongnuo Speedlite YN560, cada uno con un valor de mercado que flota cerca de los 50 dólares, difusores más económicos, y hasta un trozo de espuma. En ambas sesiones se realizaron varios disparos de prueba, y al terminar, el total es de 10.764 dólares contra 424.

La demostración es contundente, pero no hace otra cosa más que confirmar dos detalles a los que conocemos desde hace mucho tiempo. El primero de ellos es que a la fotografía la hace el fotógrafo. No importa si el presupuesto disponible es dos o tres veces mayor al que presenta el vídeo, si el fotógrafo no tiene el entrenamiento básico y/o la capacidad de análisis para detectar los puntos débiles de la imagen y optimizar el entorno, los resultados serán deficientes. Y el segundo es que un fotógrafo no hace necesariamente una mala compra al adquirir equipo costoso. Los fotógrafos (y en especial los profesionales) pagan esas sumas para obtener comodidad, conveniencia, eficiencia, soporte, y otros factores que mejoran su flujo de trabajo, reduciendo el tiempo entre ajustes técnicos, y por supuesto, ganando más dinero a largo plazo. Para finalizar, si estás buscando equipo de iluminación accesible, deberías comenzar por aquí.

 

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